96

David

Mientras conducía por las calles familiares hacia mi casa, mi mente seguía ocupada con pensamientos de Lucy. Su risa contagiosa resonaba en mis oídos y no podía evitar sonreír. Era como cuando éramos niños, pero mejor. Ya no tenía que pegar o reparar zapatos para darle algo mejor en qué camin...

Inicia sesión y continúa leyendo