Atacado en el armario

Alice

La casa me ha asegurado que estoy a salvo, pero cuanto más ruido hay abajo, más aterrorizada estoy. Estoy sentada en mi armario, con las rodillas pegadas al pecho y los brazos rodeándolas. Mis manos tiemblan y mis dientes comienzan a castañear, no por el frío, sino por la incertidumbre.

Un...

Inicia sesión y continúa leyendo