Hora de dormir: parte II

Alcee levantó la cabeza para mirarlo, sus ojos vidriosos y su boca entreabierta mientras emergía de la niebla de su orgasmo.

—¿Cómo es que estás tan duro? No te he tocado y sé dónde han estado tus manos.

—Cariño, los pequeños sonidos que haces y la forma en que te desbordas en mi boca cuando viene...

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