Capítulo 114

La pálida luz de la luna se filtraba por la estrecha ventana de ventilación del calabozo, proyectando manchas blancas enfermizas en el húmedo suelo de piedra. Me moví por el largo corredor con gracia deliberada, mis túnicas de un profundo color púrpura fluyendo detrás de mí como una sombra líquida.

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