Capítulo 146

Miré el corte fresco en mi palma, observando cómo las gotas carmesí brotaban. Lycanthar yacía frente a mí en la antigua cama de piedra, su pecho subiendo y bajando con respiraciones superficiales. Las venas negras se extendían como telarañas por su piel pálida, pulsando con vida malévola.

—¿Estás l...

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