Capítulo 38

Las cortinas de seda plateada filtraban la luz de la luna en fragmentos dispersos sobre el suelo de mi cámara, cada pieza parecía burlarse de mi estado de prisionera. Caminaba inquieta dentro de estas opulentas paredes que se habían convertido en mi jaula dorada, mis dedos tamborileaban contra la me...

Inicia sesión y continúa leyendo