Capítulo 42

La luz de la mañana se sentía diferente—más suave, más dorada. Estaba acostada bajo sábanas de seda que llevaban el aroma de Lycanthar, mi cuerpo aún vibrando con los recuerdos de nuestros tres días juntos.

Cerré los ojos, dejándome llevar por esos recuerdos preciosos. En mi mente, la bestia de pel...

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