Un sí cargado de odio

Camila abrió la boca para contestar, pero nada salió, tragó saliva, sus labios temblaban.

—¿Camila? —susurró Ricardo, con impaciencia, mirándola fijamente, como en señal de advertencia.

Ella miró el anillo que le estaba entregando, era un diamante enorme y frío. No era un símbolo de amor, era una ...

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