Noche de bodas

Cuando Alejandro se fue, el lugar quedó sumido en un silencio incómodo, Ricardo, con el rostro aún pálido de la furia que su hijo le había provocado, apretó la mandíbula con tal fuerza que los músculos se le marcaban bajo la piel.  Se sentía humillado, tenía que reafirmar su poder.

—¡Champán para t...

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