El sabor del peligro

Por la mañana, Rocardo le pidió a Camila que arreglara su equipaje, ella lo hizo, después se cambió rápidamente,  y bajó para despedirlo. Él estaba de buen humor, hablando por teléfono con uno de sus socios brasileños.

—Sí, sí, todo está listo, nos vemos en el hotel —dijo, antes de colgar y volvers...

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