No te llamaré padre

Ricardo apretó los puños con fuerza, sus ojos enrojecieron, completamente inyectados en sangre,  miraba a Alejandro con una rabia que parecía que en cualquier momento lo  devoraría vivo.

—¿Cómo te atreves? —escupió, mientras temblaba de furia— ¿Cómo carajos te atreves a decir esa estupidez? ¡Tu mad...

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