El precio de la huída

La lámpara del hostal parpadeaba como siempre, Camila miraba la pared descascarada del humilde cuarto, tenía su mano sobre su vientre, acariciándolo, su hijo crecía poco a poco.

—Alejandro —susurró, casi sin darse cuenta, aunque tratara de negaarlo, no podía sacarlo de su mente.

El nombre salió so...

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