58/ DOLIDA

Al sentir aquel hierro tan frio en mi cuello, mi cuerpo empezó a temblar como si fuera  de gelatina, no podía ver quien me apuntaba con aquella pistola y tampoco sabía que iba a hacer para defenderme en ese momento, hasta que ese hombre que me apuntaba con aquello empezó a hablar, haciendo que escuc...

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