Capítulo 182: La lectura del testamento.

La oficina de Loreta estaba impregnada de un silencio solemne. La luz que filtrada por las persianas y entraba por la ventana era tenue. El escritorio, amplio y pulido, aún conservaba la huella invisible de las manos de Loreta, de los años en que había dirigido la compañía desde esa misma habitación...

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