Capítulo 12 Dos secretos que guardar

A la mañana siguiente me sentía como en las nubes. Mi humor estaba en su punto máximo, me sentía correspondida y feliz. No tenía duda de que Esteban era el hombre de mi vida. Mientras yacía en mi cama, deslicé mi dedo índice sobre el techo, dibujando en el aire el contorno de su rostro, recordando l...

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