Capítulo 46 Montenegro

Álvaro Duarte

Cuando desperté, ya no estaba amarrado.

Me incorporé lentamente sobre la cama, sintiendo mis extremidades entumecidas. El cuerpo me pesaba.

Por la pequeña ventana de apenas cuarenta centímetros entraba un rayo de luz intensa.

El medicamento que me inyectaban me mantenía sedado. Er...

Inicia sesión y continúa leyendo