Capítulo 53 La mujer del río

Álvaro Duarte

Cabalgar por el pastizal al atardecer se había convertido en mi refugio, un escape silencioso que me ayudaba a despejar la mente. El viento fresco golpeaba mi rostro, arrastrando consigo el aroma de la tierra húmeda y el susurro de los árboles al mecerse con la brisa.

Aprendí a cabal...

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