Capítulo 17. Deja de jugar

Atlas cayó en cuatro patas, levantó el hocico y olisqueó el aire. El aroma de la sangre de Mica, mezclada con las feromonas de celo que no reconoció como suyas, le hizo correr por el sendero desde la frontera con las tierras de Garra de Luna hasta un punto en específico. El lugar donde entrenaban a ...

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