Capítulo 23. ¡Márcame!

—¡Ayúdame!

El grito de Mica se convirtió en una súplica que ella odió con todo su ser. Eso era justo lo que no quería, y el atisbo de razonamiento que aún mantenía le hizo maldecirse. Pero el olor de Atlas la golpeó como un guante de boxeo.

Mica no se había esperado aquella repentina visita, pensó...

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