Capítulo 33.

El dolor y el placer atravesaron a Becca con la fuerza de un rayo. Su loba aulló enloquecida mientras Onyx seguía embistiendo loca y desenfrenadamente, arrastrándola por una espiral vertiginosa de placer. Becca no se guardó uno solo de sus gemidos y cuando un nuevo y placentero orgasmo la atraves...

Inicia sesión y continúa leyendo