Capítulo 08. Te arrepentirás de haber nacido

Mica se llevó una mano a la nuca. La mordida estaba hinchada y dolía como el infierno, pero tendría que tolerarlo por muy difícil que fuera. No podía dejar que nadie descubriera que Atlas la había marcado.

Obligándose a serenarse, Mica corrió a buscar entre su maleta el pequeño frasco que siempre l...

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