Gracias por existir

Nebraska daba pequeño pasos ya pudiendo sostenerse sobre sus rodillas sin que estas se doblaran en el acto, aun así le dolía, pero ella lo ocultaba de Noa y Alan que hacían su mejor esfuerzo en ayudarla a recuperarse lo más rápido posible.

En el otro extremo del cuarto, Nicolás estaba sentado con u...

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