Capítulo 136: Esa es mi chica.

La ciudad estaba en silencio, envuelta en el susurro de la noche que solo llegaba en las horas más oscuras. Las ventanas del ático reflejaban el resplandor de la pantalla del portátil de Seraphina mientras ella estaba sentada con las piernas cruzadas en el sofá, sus dedos volando sobre el teclado.

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