Capítulo 25: Te tengo, Sera.

El mundo fuera del ático estaba envuelto en oscuridad, el leve zumbido de la ciudad apenas alcanzaba el silencio de la habitación tenuemente iluminada. Damon estaba sentado en la misma silla en la que había estado durante horas, sus afilados ojos grises fijos en la frágil figura de Sera, que yacía i...

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