Capítulo 29: Muéstrame que no estoy roto

A la mañana siguiente, Sera dormía plácidamente, su pecho subiendo y bajando de manera constante, mientras Damon se sentaba en su silla habitual, sus agudos ojos grises fijos en su forma dormida.

Su chaqueta de traje estaba colgada sobre el brazo de la silla, y la leve barba en su mandíbula contaba...

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