
Contrato de Matrimonio con un paralítico
Naulis Machado · Completado · 105.7k Palabras
Introducción
¿Podrá Helen cambiar el corazón de ese hombre? ¿O un matrimonio por contrato no permitirá que lleguen a amarse?
Capítulo 1
Allí iba yo, directo a casarme con un hombre en silla de ruedas que no conocía, un hombre que detestaba por haberme prácticamente obligado casarme con él; un hombre que me llevaba unos cuantos años de edad, y que me estaba obligando a vivir por siempre atada a un paralítico.
Sí, como he dicho antes, a un paralítico. Y no era que fuese una mala persona que viera a esas personas como pocas cosas, era todo lo contrario; las admiraba por salir adelante a pesar de sus dificultades, pero, él Dylan Mayora era el hombre más cruel del mundo.
Me llamo Helen Fonseca, hija de una familia de la clase media. Contaba con un padre llamado Arturo Fonseca; un hombre alcohólico, lleno de maldad que nos había hecho la vida imposible a mi madre y a mí desde que tenía uso de razón.
Mi madre se llama Andrea Palacios; una mujer humilde y de corazón noble, una mujer dulce por la cuál daría mi vida si fuera necesario.
Pero les contaré desde el principio. Tenía dieciocho años apenas cumplidos, y me estaban obligando a casar con el CEO de la empresa automotriz más importante del mundo. Mi padre estaba apunto de perder la casa y las deudas sobraban por culpa de su alcoholismo. Debido a lo anterior, su jefe le había hecho firmar un contrato de dos años de casamiento, por lo que a cambio de recuperar nuestra casa y pagarle sus deudas yo debía casarme con él. Todo ello porque él necesitaba una esposa que fuese capaz de casarse con un paralítico. Y entonces mi padre siendo empleado del monstruo de Dylan Mayora, no se le ocurrió otra idea que dar a su propia hija a cambio de que él le salvara la hipoteca de la casa y pagara sus incontables deudas.
Y pues allí entraba yo, la niña estúpida que haría cualquier cosa por ver feliz a su familia a pesar de que mi padre no merecía eso; aunque realmente lo hacía era por mi hermosa madre, quien últimamente había estado enferma y necesitaba un trasplante de riñón y nosotros no podíamos ni teníamos la posibilidad económica para hacerlo.
Mi madre trató de convencerme de que me fuera lejos, que fuera feliz, que me escapara, que lo único que a ella le importaba era mi felicidad, la felicidad de su única y preciada hija. No obstante, el solo hecho de dejar sola a mi madre con el animal de mi papá, hacía que cualquier duda de casarme desapareciera de mi mente.
—¡Papá, por favor! ¡No me hagas esto!, prometo trabajar horas extras, dejaré los estudios y recuperaremos la casa. También conseguiré el trasplante para mamá, además, podemos donar el mío, por favor padre no me obligues a casarme con ese monstruo en silla de ruedas —Estaba llorándole a mi padre de rodillas, suplicándole que entendiera que por favor había otras maneras.
—Ya cállate Helen, no seas egoísta y piensa un poco más en tu madre, más tarde me agradecerás, estúpida. Mira que cualquiera quisiera estar en tu lugar —Me tomó del cabello fuerte mientras me hablaba.
Realmente le tenía mucho miedo a mi padre. Ese hombre cuando se enojaba podía golpear a cualquiera, así que, me quedé en silencio por la sencilla razón de que no quería que se desquitara con mi pobre madre luego.
Minutos después limpié el maquillaje y acomodé mi vestido, para salir al auto que afuera me esperaba, para llevarme a mi destino.
Odiaba a Dylan Mayora, lo odiaba por pedirle a mi padre que yo fuera su esposa, que me entregará a él para condenarme a vivir con un hombre de veintisiete años, cuando yo apenas tenía dieciocho. Y no era que lo conociera, porque jamás lo había visto en una revista o me lo habían presentado, ya que siempre estaba estudiando y el poco tiempo que no lo hacía estaba trabajando para ayudar con las medicinas de mi mamá, pero podía imaginarlo. Muchas personas le temían, por ser un hombre áspero y de temperamento fuerte. Incluso, había personas que decían que era un asesino que había acabado con la vida de su esposa y de su hijo, hacía algunos años; pero yo no indagaba mucho sobre el tema.
En cuanto llegué a la iglesia, las piernas me temblaban. Quería llorar pero no quería avergonzar a mi familia, así que, me tragué cada una de mis lágrimas. Era horrible lo que estaba sintiendo. Yo deseaba vivir una vida plena, disfrutar mi juventud en la universidad, ir por primera vez ir a una fiesta, o una disco, pero jamás pensé que debía casarme con un viejo decrépito y más en silla de ruedas. Ese hombre estaba prácticamente robando mi juventud, robando todo lo que soñaba, todo lo que quería y lo que tenía, lo cual así fuera poco yo lo apreciaba.
Se escuchó la marcha nupcial, y aunque no era lo que soñé quise observar todo a mi alrededor; había periodistas y rostros sumamente desconocidos, me sentía abrumada por tantas cosas que estaba viviendo, pero más aún, decepcionada de mi padre.
Mi madre estaba en unas de las sillas de adelante; su piel estaba tan pálida que me dio tristeza mirarla. Ella no podía evitar llorar con dolor, aunque, muchos pensaban que lo hacía de felicidad porque su hija se estaba casando con el hombre que “amaba”.
Levanté la cara y caminé recta hacia mi destino, a lo lejos podía apreciar a un hombre de barba sentado en su silla de ruedas, su mirada era fría e intimidante y sus ojos no tenían expresión alguna. Tragué grueso muerta del miedo cuando mi padre me entregó en sus brazos.
Mi padre no le dijo nada, solo asintió con la cabeza y el hombre me miró para luego dirigirse al padre que nos miraba con alegría insinuando que estaba realizando una boda incitada por el amor.
Es que… ¡Mierda! ¿Nadie podía fijarse que me estaba muriendo en vida?
Giré mi rostro sin mirar a mi futuro esposo para escuchar al padre que había comenzando con la charlatanería que dicen todos antes del; los declaro marido y mujer.
—Señor Dylan Mayora, ¿acepta por esposa a la señorita Helen Fonseca, para amarla y respetarla en la riqueza en la pobreza en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte los separe? —Le preguntó el padre.
Yo deseaba que el idiota recapacitara y se diera cuenta de que me estaba matando en vida, que me estaba robando mis mejores años, que me estaba haciendo algo que jamás se le debía hacer a una persona: quitarle su libertad.
—Sí, acepto —Respondió sin titubear.
—Y usted señorita Helen Fonseca, ¿acepta al señor Dylan Mayora para amarlo y respetarlo, en las riquezas, en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte los separe?
Esa frase, “hasta que la muerte los separe” hacía eco en mi cabeza. Y el salón se tornó en silencio al darse cuenta de que no respondía. Fue allí en donde lo miré de frente.
Era un hombre bastante atractivo. Sus largas pestañas lo hacían lucir más joven de lo que era, sus labios eran gruesos y bastante rosados, pero su mirada, su mirada irradiaba terror.
—¿No piensas contestar? —Musitó en un tono áspero.
Miré al padre y boté las palabras que determinarían mi destino desde ese momento.
—Sí, acepto.
—Yo los declaro: marido y mujer…
El hombre no dejó terminar al padre, firmó unos papeles y me los lanzó para agarrar su silla de ruedas e irse.
Las personas comenzaron a murmurar entre ellas, mientras yo me sentía como una estúpida. Había sido humillada por aquél hombre, así que no tenía más remedio que también irme.
Llegué a casa con mis padres y cambié mi ropa. Mi madre hacía mis maletas mientras lloraba por lo que estaba pasando.
—No llores mami —La abracé fuerte.
—Perdóname mi niña, perdóname por no defenderte de tu padre —Sollozaba.
Junté mi frente con la de ella y la besé en los labios como lo hacía de pequeña.
—Prometo volver por ti mami, prometo que te voy a separar del animal de mi padre, solo mantente viva ¿sí? Todo lo hago por tu salud, te amó tanto vieja —Lloraba con un dolor punzante en mi pecho. Y es que jamás me había separado de mi viejita linda.
Segundos después tomé mis maletas y salí de mi casa, sin despedirme de mi padre. No quería ni verlo a la cara, el muy idiota estaba sentando, tomando en el sillón de la sala celebrando que por fin que se había deshecho de mí.
En la calle me esperaba una limusina negra. Un hombre mayor bajó de ella y abrió la puerta para indicarme que entrara.
—Deje esa maleta en el basurero señorita, son órdenes del señor —Me indicó el anciano.
Apreté los puños con molestia y saqué de ella mi bolsa de mano para llevarla conmigo. El anciano me miró extrañado pero de igual manera no dijo nada. Así que dejé la maleta, molesta, porque era tanto el miedo que le tenía a Dylan que no quería desobedecer ninguna de sus órdenes.
Durante el viaje estuve en silencio por unos cuantos minutos. Las lágrimas recorrían mi rostro sin evitarlo.
¿Qué sería mi vida desde entonces?, ¿qué me esperaba después de eso?, ¿Dylan sería un maltratador?, las preguntas rodeaban mi mente.
En cuanto llegamos a la mansión mi ojos se maravillaron; era una casa hermosa, de tres plantas, pero una de las plantas era subterránea. Caminé con el peluche en mi mano y entré en su interior; mis labios se abrieron de par en par cuando vi el maravilloso lugar en donde viviría. El piso era brillante, tanto que se reflejaba mi rostro en él, los cuadros y estatuas lo hacían verse elegante. Y unos segundos después, caminé cuidadosamente hasta la habitación que me había indicado unas de las sirvientas.
—Señora Mayora…
Mis mejillas se ruborizaron.
Escucharla llamarme por el apellido de un desconocido me daba náuseas y rabia a la vez, así que tuve que apretar mis puños para controlarme.
—Sí, dígame —La miré con fastidio.
—Este será el cuarto que compartirá con el señor, él ahorita salió de viaje pero me pidió que le dijera que se sienta cómoda y que llegará en unos días.
Me sentía aliviada de no verlo en unos días, pero por otra parte estaba muy nerviosa. La sirvienta me había dado la habitación del monstruo y de solo pensar que iba a compartir habitación con él me daba escalofríos. En cuando estuve sola aproveché para husmear en la habitación; había una cama extra en el medio, con dos mesas de noche en sus costados, una peinadora de mujer en frente y las paredes estaban llenas de lámparas pequeñas pegadas a ellas, pero hubo algo que llamó mi atención por completo, era el retrato de una mujer con un niño dibujado a mano en la parte derecha de la pared.
Después de husmear me dirigí al baño, el cual era bastante elegante y amplio. Jamás me había bañado en una tina de baño así que estaba emocionada, por lo que busqué entre los frascos de productos de limpieza. Pronto me encontraba llenando la tina con jabón con olor a naranja; era extraño pero ese era el olor, y no me quejé, era mucho mejor que los jabones que compraba mi padre.
Esa noche me costó quedarme dormida. Y aunque subieron mi cena no pude comerla. No dejaba de pensar qué iba a ser de mi vida desde ese momento, en que tenía un esposo, en que tenía una vida muy diferente a la que imaginé.
Comencé a llorar por largas horas hasta que logré dormirme.
Eran las seis de la mañana cuando una mujer entró en la habitación. Ella comenzó a abrir las ventanas como exasperada, su falta de cordura era máxima, por mi parte me tapé más con la cobija ya que hacía apenas unas hora que había conciliado el sueño .
—Es hora de levantarte. Aquí en esta casa todos se despiertan a las seis de la mañana, no creas que porque eres la esposa de mi hermano puedes hacer lo que quieras, aquí tienes obligaciones y deberes.
Iba a preguntar quién era la chica de cabellos castaños, tan amable que me acababa de levantar, pero escuché que era su hermano y allí estaba mi respuesta.
Desarropé mi cabeza y la miré con odio. Luego, ella al ver que no me levantaba jaló mis sábanas con molestia.
—¿Qué esperas muerta de hambre? ¡Levántate! —Su tono era altivo, su mirada fría.
Me levanté en silencio, al fin de cuentas no estaba en mi casa, así que no tenía por qué decirle algo.
Después de asearme, la chica me indicó muchas labores de limpieza, y no era que me molestaba, era solo que no entendía entonces para qué la chica de servicio estaba ahí.
Ese día no me permitieron comer en el comedor. Además, yo estaba con la misma ropa del día anterior ya que mi “esposo” no me había dejado traer la mía.
Eran las nueve de la noche, cuando iba a subir a mi habitación y la hermana de Dylan; Marina, así se llamaba, me dijo que no podía dormir en el cuarto de Dylan, así que me indico qué durmiera en unos de los cuartos de la planta baja que quedaba junto al cuarto de Margarita, la sirvienta.
Cuando entré a la pequeña habitación el frío me hizo temblar, ya que había una ventana que estaba abierta y justo quedaba hacia al jardín.
Los árboles del jardín revoloteaban indicando una tormenta horrible, y en ese momento extrañé tanto a mi madre. En los días lluviosos siempre dormía conmigo abrazada a ella.
Cerré la ventana y me acosté comenzando a llorar de nuevo. Odiaba a Dylan con todas mis fuerzas, ¿por qué? De tantas mujeres en el mundo tenía que ser yo la persona con la que el imbécil se casaría.
Esa noche a pesar del cansancio no logré dormir. Ese año, hubiera estado cursando el primer semestre de enfermería, pero no, tuvo que cambiarme la vida de esa manera .
De nuevo me quedé dormida a las cuatro de la mañana, e igual que la noche anterior la arpía de mi cuñada me levanto a la misma hora.
Estaba cansada de usar el mismo atuendo así que luego de asearme le pregunté si no me podía prestar algo de ropa.
—Señora Marina, me perdona, ¿será que usted podría prestarme algo de ropa para cambiar estas?
—¡Ja ja ja! ¿Qué te pasa? ¿estás loca? —Expresó con enojo y sorpresa —Yo no podría prestarte mi ropa para que la ensucies con tu asqueroso cuerpo.
No le respondí, pero una lágrima rodó por mis mejillas. No entendía el por qué esa mujer me trataba con total desagrado si yo jamás le había hecho nada. Yo no había pedido estar allí, yo no quería casarme con su hermano.
Estaba terminando de limpiar el piso de la sala con una esponja cuando Margarita emocionada me dijo que en la puerta de la mansión estaba mi madre y quería verme. Entonces quise salir corriendo a abrazarla, no sabía cuánto tiempo había transcurrido sin verla pero la extrañaba tanto que salí corriendo a su encuentro.
—¿A dónde crees que vas?—Marina me detuvo tomándome por los brazos.
—A ver a mi madre que ha venido a visitarme — La miré desesperada por salir corriendo.
—No tienes permitido tener visitas, vamos, sigue trapeando, le diré a tu madre que no puedes verla.
Margarita me miró con lástima, así que tomé la esponja y continúe limpiando, mientras miraba cómo Marina salía a despedir a mi vieja querida. Corrí a mi habitación para verla aunque fuese de lejos, como daba al jardín podía visualizarla perfectamente.
Mi corazón se partió en pedazos cuando Marina la corrió como a un perro, mi pobre madre llevaba una torta de pan en sus manos, y Marina se la había arrebatado para botarla a la basura. Mi madre tomó su canasta y muy triste mientras secaba sus lágrimas con un pañuelo salió de la mansión.
Los siguientes días pasaron tan rápido que no me había dado cuenta del tiempo que llevaba con el mismo atuendo; lo único que me salvaba de no oler mal, era que en las noches me las quitaba para lavarlos y en la mañana después de que me levantaba me los colocaba.
Ese día mi querida cuñada no me levantó como todos los días, al contrario, mandó el desayuno a mi habitación.
Me pareció sumamente extraño pero no era tan tonta como para protestar.
Después de desayunar la sirvienta me dijo que fuera al despacho porque mi esposo había regresado y quería verme…
Últimos capítulos
#57 Capitulo 58
Última actualización: 12/26/2024#56 Capitulo 57
Última actualización: 12/26/2024#55 Capitulo 56
Última actualización: 12/26/2024#54 Capitulo 55
Última actualización: 12/26/2024#53 Capitulo 54
Última actualización: 12/26/2024#52 Capitulo 53
Última actualización: 12/26/2024#51 Capitulo 52
Última actualización: 12/26/2024#50 Capitulo 51
Última actualización: 12/26/2024#49 Capitulo 50
Última actualización: 12/26/2024#48 Capitulo 49
Última actualización: 12/26/2024
Te podría gustar 😍
Fuera de Límites, Mejor Amigo del Hermano
—Vas a tomar cada pulgada de mí. —Susurró mientras empujaba hacia arriba.
—Joder, te sientes tan jodidamente bien. ¿Es esto lo que querías, mi polla dentro de ti? —Preguntó, sabiendo que lo había estado tentando desde el principio.
—S..sí —jadeé.
Brianna Fletcher había estado huyendo de hombres peligrosos toda su vida, pero cuando tuvo la oportunidad de quedarse con su hermano mayor después de graduarse, allí conoció al más peligroso de todos. El mejor amigo de su hermano, un Don de la mafia. Él irradiaba peligro, pero ella no podía mantenerse alejada.
Él sabe que la hermanita de su mejor amigo está fuera de límites y, sin embargo, no podía dejar de pensar en ella.
¿Podrán romper todas las reglas y encontrar consuelo en los brazos del otro?
El Deseo Prohibido del Rey Licántropo
Esas palabras salieron cruelmente de la lengua de mi destinado—MI COMPAÑERO.
Él robó mi inocencia, me rechazó, me apuñaló y ordenó que me mataran en nuestra noche de bodas. Perdí a mi loba, dejada en un reino cruel para soportar el dolor sola...
Pero mi vida dio un giro esa noche—un giro que me arrastró al peor infierno posible.
Un momento, era la heredera de mi manada, y al siguiente—era una esclava del despiadado Rey Lycan, que estaba al borde de perder la cordura...
Frío.
Mortal.
Implacable.
Su presencia era el infierno mismo.
Su nombre un susurro de terror.
Juró que yo era suya, deseada por su bestia; para satisfacerlo incluso si me rompe
Ahora, atrapada en su mundo dominante, debo sobrevivir a las oscuras garras del Rey que me tenía bajo su control.
Sin embargo, dentro de esta oscura realidad, yace un destino primitivo....
Dura en Disfraz
—Jade, necesito revisar tu—comenzó la enfermera.
—¡FUERA!—gruñí con tanta fuerza que ambas mujeres retrocedieron hacia la puerta.
Una vez temida por la Organización Sombra que me drogó para replicar mis habilidades en una versión más controlable, había escapado de mis ataduras y detonado toda su instalación, lista para morir junto a mis captores.
En cambio, desperté en la enfermería de una escuela con mujeres discutiendo a mi alrededor, sus voces perforando mi cráneo. Mi estallido las congeló de shock—claramente no esperaban tal reacción. Una mujer amenazó mientras se iba—Discutiremos esta actitud cuando llegues a casa.
La amarga verdad es que he renacido en el cuerpo de una chica de secundaria con sobrepeso, débil y supuestamente tonta. Su vida está llena de acosadores y verdugos que han hecho su existencia miserable.
Pero no tienen idea de con quién están tratando ahora.
No sobreviví como la asesina más letal del mundo permitiendo que alguien me pisoteara. Y ciertamente no voy a empezar ahora.
La Cachorra del Príncipe Licántropo
—Pronto estarás rogándome. Y cuando lo hagas—te usaré como me plazca, y luego te rechazaré.
—
Cuando Violet Hastings comienza su primer año en la Academia de Cambiantes Starlight, solo quiere dos cosas: honrar el legado de su madre convirtiéndose en una sanadora hábil para su manada y pasar por la academia sin que nadie la llame rara por su extraña condición ocular.
Las cosas toman un giro dramático cuando descubre que Kylan, el arrogante heredero al trono de los Licántropos que ha hecho su vida miserable desde el momento en que se conocieron, es su compañero.
Kylan, conocido por su personalidad fría y sus maneras crueles, está lejos de estar contento. Se niega a aceptar a Violet como su compañera, pero tampoco quiere rechazarla. En cambio, la ve como su cachorrita y está decidido a hacer su vida aún más un infierno.
Como si lidiar con el tormento de Kylan no fuera suficiente, Violet comienza a descubrir secretos sobre su pasado que cambian todo lo que pensaba que sabía. ¿De dónde viene realmente? ¿Cuál es el secreto detrás de sus ojos? ¿Y ha sido toda su vida una mentira?
Mi Luna Marcada
—Sí.
Exhala, levanta su mano y la baja para abofetear mi trasero desnudo de nuevo... más fuerte que antes. Gimo por el impacto. Duele, pero es tan excitante y sexy.
—¿Lo harás de nuevo?
—No.
—¿No, qué?
—No, Señor.
—Buena chica —acerca sus labios para besar mi trasero mientras lo acaricia suavemente—.
—Ahora, voy a follarte —me sienta en su regazo en una posición de monta. Nos miramos a los ojos. Sus largos dedos encuentran el camino hacia mi entrada e insertan sus dedos.
—Estás empapada por mí, nena —dice complacido. Mueve sus dedos dentro y fuera, haciéndome gemir de placer.
—Hmm —pero de repente, se van. Lloro mientras deja mi cuerpo ansiando por él. Cambia nuestra posición en un segundo, así que estoy debajo de él. Mi respiración es superficial y mis sentidos incoherentes mientras anticipo su dureza en mí. La sensación es fantástica.
—Por favor —suplico. Lo quiero. Lo necesito tanto.
—Entonces, ¿cómo te gustaría venirte, nena? —susurra.
¡Oh, diosa!
La vida de Apphia es dura, desde ser maltratada por los miembros de su manada hasta que su compañero la rechaza brutalmente. Está sola. Golpeada en una noche difícil, conoce a su segunda oportunidad de compañero, el poderoso y peligroso Alfa Lycan, y vaya que le espera la aventura de su vida. Sin embargo, todo se complica cuando descubre que no es una loba común. Atormentada por la amenaza a su vida, Apphia no tiene otra opción que enfrentar sus miedos. ¿Podrá Apphia derrotar la iniquidad que amenaza su vida y finalmente ser feliz con su compañero? Sigue para más.
Advertencia: Contenido maduro.
Yo y Mi Esposo Multimillonario
Después de lidiar con hombres indignos y mujeres despreciables, Aurora está lista para vivir su vida libremente y sin disculpas. Pero el distante y misterioso Heath se acerca con una pregunta que lo cambia todo:
—¿Cuándo nos casamos?
Un Fin de Semana con el Billonario
Abro la boca para responder, pero lo único que sale es una respiración tambaleante y un pequeño suspiro. Se ríe, con un estruendo sordo y sordo, y luego se inclina y me besa en la mitad de la espalda.
Vuelvo a sentir su punta en la puerta de mi casa. Lo empuja un poco y mi cuerpo vuelve a la vida. Mis músculos reaccionan ante su presencia, contrayéndose y aflojándose, como si mi cuerpo tratara de absorberlo profundamente.
Es el jefe de mi marido, así que se supone que esto está mal.
Entonces, ¿por qué se siente tan bien?
Braxton Merriweather siempre consigue lo que quiere. Ahora quiere a Julia Thompson, la esposa de uno de sus trabajadores. Desde el momento en que la vio por primera vez, supo que tenía que poseerla en todos los sentidos.
Cuando Jeff Thompson acepta el trato que le propone, Braxton se sorprende. Se sorprende aún más cuando la Sra. Thompson está de acuerdo.
Pero ahora que la ha probado, quiere más. ¿Cómo puede poseer a una mujer que ya está casada con otra persona?
Julia se siente atrapada por su matrimonio con su novia del instituto. En los dos años transcurridos desde que se casaron, él ha cambiado, y no para mejor. Cuando el multimillonario Braxton Merriweather muestra interés en ella, se siente halagada. E intrigado. ¿Es posible que uno de los hombres más ricos del mundo la quiera de verdad?
Y si es así... ¿qué hace con su marido?
Un fin de semana con el multimillonario es una historia sexy para lectores maduros.
Emparejada por Contrato con el Alfa
William—mi devastadoramente guapo y rico prometido hombre lobo destinado a convertirse en Delta—se suponía que sería mío para siempre. Después de cinco años juntos, estaba lista para caminar hacia el altar y reclamar mi felices para siempre.
En cambio, lo encontré con ella. Y su hijo.
Traicionada, sin trabajo y ahogada en las facturas médicas de mi padre, toqué fondo más duro de lo que jamás imaginé posible. Justo cuando pensaba que lo había perdido todo, la salvación llegó en la forma del hombre más peligroso que había encontrado.
Damien Sterling—futuro Alfa del Clan Sombra de la Luna Plateada y despiadado CEO de Sterling Group—deslizó un contrato sobre su escritorio con gracia depredadora.
—Firma esto, pequeña corza, y te daré todo lo que tu corazón desea. Riqueza. Poder. Venganza. Pero entiende esto—en el momento en que pongas la pluma en el papel, te conviertes en mía. Cuerpo, alma y todo lo demás.
Debí haber corrido. En cambio, firmé mi nombre y sellé mi destino.
Ahora pertenezco al Alfa. Y está a punto de mostrarme cuán salvaje puede ser el amor.
La Esposa Contractual del CEO
La Pareja Humana Urbana de Talla Grande del Alfa
La segura y de talla grande Ji'lahni, junto con sus dos primas y una amiga, poseen una exitosa empresa de planificación de bodas, además de un estudio de baile y defensa personal. Son contratadas por su nueva amiga, que es como una madre para ellas, para planear la boda—es decir, la ceremonia de apareamiento—de su hijo.
¿Qué ocurrirá cuando estas mujeres atrevidas y de talla grande entren en el mundo de los hombres lobo?
Lee para descubrirlo.
La Novia Arreglada del Dios de la Guerra Alfa
Sin embargo, Alexander dejó clara su decisión al mundo: —Evelyn es la única mujer con la que me casaré.
Accardi
—Te costará algo —susurró antes de tirar de su lóbulo con los dientes.
Sus rodillas temblaron y, si no fuera por su agarre en su cadera, habría caído. Él empujó su rodilla entre sus muslos como un soporte secundario en caso de que decidiera necesitar sus manos en otro lugar.
—¿Qué quieres? —preguntó ella.
Sus labios rozaron su cuello y ella gimió mientras el placer que sus labios provocaban se hundía entre sus piernas.
—Tu nombre —exhaló él—. Tu verdadero nombre.
—¿Por qué es importante? —preguntó ella, revelando por primera vez que su corazonada era correcta.
Él se rió contra su clavícula.
—Para saber qué nombre gritar cuando vuelva a entrar en ti.
Genevieve pierde una apuesta que no puede pagar. Como compromiso, acepta convencer a cualquier hombre que su oponente elija para que se vaya a casa con ella esa noche. Lo que no se da cuenta cuando el amigo de su hermana señala al hombre taciturno sentado solo en el bar, es que ese hombre no se conformará con solo una noche con ella. No, Matteo Accardi, Don de una de las pandillas más grandes de la ciudad de Nueva York, no hace encuentros de una sola noche. No con ella, de todos modos.












