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—Hermana, ¿por qué me molestas a esta hora?

—No puedo dormir por la incertidumbre.

—Bueno, buena suerte con eso.

Finjo colgar, pero su chillido frustrado me hace estallar en carcajadas y poner el teléfono de nuevo en mi oído.

—¡Vamos! Solo dime las buenas noticias. ¿Te aceptó? Claro que sí, no e...

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