Capítulo 210: Ceniza y amanecer

La tormenta se fue como había llegado—de repente, casi cruelmente abrupta. Un momento el huerto rugía, cada rama un látigo y cada aliento una batalla; al siguiente, el silencio se deslizó, pesado y crudo. La lluvia disminuyó a una llovizna, luego a nada más que el goteo de agua de las hojas y el tir...

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