Capítulo 48: Flores en la oscuridad

Para el amanecer, el huerto parecía un campamento de retazos cosido por los faros y el resplandor de viejas linternas. Edredones colgaban sobre las camas de las camionetas, vapor salía de termos maltrechos, y los vecinos se acurrucaban contra el mordisco fresco de la primavera temprana. Por una vez,...

Inicia sesión y continúa leyendo