Ya no quiero jugar a este juego

—¿Otra Delilah? —pregunto.

—Ya sabes —dice ella, moviéndose incómoda—. La famosa situación de Knox, Finn y Delilah.

—¿La qué? —pregunto, levantando las cejas.

Los ojos de Victoria están fijos en mí.

La observo también, sin querer perderme ningún signo revelador en su rostro. Está sorprendida. In...

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