Coloca las llaves

Mi respiración se detiene. No por sorpresa, sino por la incredulidad de que realmente haya dicho eso en voz alta. ¿Quién se cree esta mujer?

Knox se coloca frente a mí.

—Está bien, eso es todo. Necesitas irte. Y deja tus llaves en la mesa mientras estás en ello.

—¿Por qué tengo que irme? —dice el...

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