Capítulo 29 Primera vez

—¡Oh, Dios...! Quiero que... ¡Ah! —sus gemidos salían descontrolados, estaba a punto de llegar.

Él no se detuvo, disfrutaba viendo cómo se retorcía ante su toque.

—Te ves hermosa cuando vas a correrte, ¿quieres correrte?

—¡Maldita sea fóllame ya!

Esa expresión le dio todo lo que necesitaba para en ...

Inicia sesión y continúa leyendo