Capítulo 53 Nueva herida.

El amanecer no trajo consuelo. La luz que se filtraba por rendijas del techo apenas alcanzaba para distinguir formas. Nora sentía el cuerpo entumecido, cada músculo le dolía, las muñecas ardían aún más, y su estómago gruñía con una rabia antigua que le recordaba que tenía hambre de vida. Los mell...

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