111. EL ASCENSO DE LEON

—Muévete —dijo Layla con firmeza—. Te juro que no me voy a ir para siempre. Necesito revisar la casa antes de que—

—Es tuya —la interrumpió él, su voz firme pero cargada—. No tienes que tener miedo de perder la casa si llegas tarde. Es tuya.

Layla, aún dolida por las acciones de Zaley, confundida p...

Inicia sesión y continúa leyendo