13. NO ES TU LEÓN.

AHORA

Raya y Layla se quedaron congeladas, con la boca abierta, cuando lo vieron pasar—una mano casualmente metida en el bolsillo de sus pantalones.

—¿Qué demonios...?—Raya se levantó de un salto pero no se atrevió a detenerlo. La expresión en su rostro era pura furia.

Layla hizo lo que Raya n...

Inicia sesión y continúa leyendo