238. LA DECISIÓN

—NO —dijo Zaley con severidad.

Layla inhaló profundamente, tratando de calmarse antes de poder discutir. Pero él levantó un dedo hacia sus labios, silenciándola.

—Por favor. No.

—¿Por qué no? —insistió ella, con la voz temblorosa de desafío y esperanza—. Podemos darle a Luna una buena vida.

—Sig...

Inicia sesión y continúa leyendo