242. RELAJACIÓN ESTRATÉGICA

Pero algo era diferente en él.

Estaba demasiado perfecto, demasiado erguido, cada botón abrochado, su expresión demasiado estoica, como una estatua esculpida para ocultar fracturas.

Layla se inclinó más cerca, captando el leve aroma a licor bajo su habitual colonia intensa. Sus cejas se arquearon.

—...

Inicia sesión y continúa leyendo