CAPÍTULO 48

Mudarse a la nueva casa se sentía como una página en blanco—vacía, abierta y ligeramente aterradora.

Las cajas aún estaban alineadas en el pasillo, algunas medio desempacadas, otras sin tocar. Los muebles se veían incómodos, como si no hubieran decidido aún dónde pertenecían.

Pero era nuestra.

Mí...

Inicia sesión y continúa leyendo