CAPÍTULO 56

ARIA

Entré, deteniéndome en el umbral. Mis dedos se curvaron contra el marco de la puerta mientras cerraba los ojos por un brevísimo momento, una oración silenciosa atravesándome. Por favor… que esté aquí. Que esté vivo. Que esté bien.

Lentamente, los abrí—solo para encontrar a un extraño mirá...

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