CAPÍTULO 66

No podía sacarme las palabras del oído, la forma en que habían llegado, sutiles pero inconfundibles:

—Ten cuidado—las palabras rozaron mi oído, ligeras pero deliberadas. Mi pecho se tensó, y por un segundo, mi mente no pudo evitar divagar. Ese tono… era tan familiar. Tan dolorosamente familiar.

Me...

Inicia sesión y continúa leyendo