CAPÍTULO 68

El cuarto estaba en silencio otra vez, salvo por la cadencia entrecortada de nuestras respiraciones encontrando lentamente su ritmo.

No esperaba que el silencio después se sintiera así.

No vacío. No incómodo. No pesado.

Todavía podía sentirlo en todas partes. En mis labios, en mi piel, en los lug...

Inicia sesión y continúa leyendo