CAPÍTULO 75

La oscuridad se quedó conmigo mucho después de que ella se quedara dormida.

Su cuerpo se había vuelto suave contra el mío, su calor se filtraba en los lugares vacíos que no sabía cómo llenar. Incluso en el sueño, su aliento rozaba mi piel, constante, frágil.

Mi pecho aún estaba húmedo por sus lágr...

Inicia sesión y continúa leyendo