CAPÍTULO 50

Los besos comienzan a bajar lentamente hasta mi clavícula. No sé exactamente cómo reaccionar, así que sin intenciones de ser grosero tomo el rostro de Kelen.

Al girarme el encuentro mirándome con una sonrisa, sus pupilas están algo dilatadas y parece verme con deseo. En el fondo creo que quisiera c...

Inicia sesión y continúa leyendo