CAPÍTULO 86

El aire me raspa la garganta como si hubiera estado respirando ceniza por días. Mis extremidades pesan y, por un segundo, no sé si estoy vivo o si esto es algún rincón del más allá donde van los traidores que mueren sin justicia.

Pero entonces llega el calor.

No es fuego. No es ardor. Es como si m...

Inicia sesión y continúa leyendo