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Atados a dos sillas separadas, en extremos opuestos de la azotea... estaban Nico y Alaric.

Ambos con los ojos vendados.

Ambos amordazados.

Ambos rodeados de temporizadores que hacían tic-tac.

Ella retrocedió tambaleándose, su boca se abrió. —No... no...

Las lágrimas brotaron en sus ojos.

El ho...

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