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La puerta se abrió con un chirrido y el doctor entró, llevando una carpeta en la mano, rompiendo el frágil momento que colgaba entre ellos.

—Bueno —el doctor se aclaró la garganta, ajustándose las gafas—. Veo que ambos están despiertos y alertas. Eso es una buena señal. Pero aún necesitamos hacer a...

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