167

La criada hizo una ligera reverencia, su voz suave.

—Señora, ¿el amo está noa—

Pero antes de que pudiera terminar, otra figura se deslizó suavemente a la vista.

La Dra. Smith, con sus tacones resonando contra el suelo, apareció con una sonrisa un poco demasiado amplia. En sus manos llevaba una ban...

Inicia sesión y continúa leyendo