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La niña pequeña caminó descalza por el suelo chirriante, con la muñeca aferrada a su pecho.

Sus ojos estaban muy abiertos, húmedos de lágrimas, mientras se agachaba junto a la Dra. Smith en el suelo.

—Papá… —su pequeña voz se quebró, temblorosa—. ¿Por qué estás golpeando a mamá otra vez?

La garga...

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