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Noah se movió, su pequeña cara fruncida contra el pecho de Red antes de dejar escapar un gemido somnoliento.

—Buenos días, mami... —murmuró, su voz amortiguada y pesada por el sueño.

El corazón de Red se ablandó instantáneamente. Le acarició el cabello, besándole la frente. —Buenos días, mi amor. ...

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