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El agarre de Red sobre el teléfono se apretó. Su voz salió firme, aunque su corazón latía irregularmente.

—Sí. Soy la señora Bellamy. ¿Hay... algún problema?

La voz al otro lado estaba calmada, pero tenía un tono extraño.

—Sí, señora Bellamy. Si no le importa, ¿podría venir al patio industrial de ...

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